







COLOMBIA, EL REINO DE LAS AVES

Presentación

Macho de gallito de roca (Rupicola peruvianus), especie que habita en los tres ramales de la cordillera de los Andes de Colombia.
Gracias a su localización en la zona ecuatorial, y a la variedad de ambientes que posee su compleja geografía, Colombia alberga la mayor cantidad de aves conocidas; hasta el momento se han observado en su territorio alrededor de 1950 especies —cerca del 20 % del total de las del mundo—, entre las cuales se destacan 82 endémicas, 1639 residentes y 158 migratorias.
“Colombia, el reino de las aves”, se titula la obra que, este año, entregan al país el Banco de Occidente y su programa Planeta Azul. En ella, además de resaltar el privilegio que significa la existencia de estos maravillosos seres en nuestro territorio, se enfatiza en la necesidad de conocer sus características, sus hábitos y las diferentes formas como interactúan con los ecosistemas donde se encuentran, con el fin de que comprendamos la necesidad de respetarlos y la importancia de velar por su conservación. En la naturaleza, donde todo está interconectado y en perfecto equilibrio, las aves desempeñan diversas funciones esenciales como la dispersión y el control biológico, por lo tanto, el hecho de contar en nuestro país con este invaluable tesoro natural implica asumir la enorme responsabilidad de protegerlo para garantizar, en lo posible, la subsistencia del planeta.
A lo largo de su proceso evolutivo, grupos de aves han especializado sus hábitos para adaptarse a los retos y condiciones que les impone el entorno, logrando la permanencia de su especie, al tiempo que aportan al desarrollo de diversos procesos de la naturaleza: una relación en la que todos se benefician. En sus visitas a las flores para alimentarse del néctar, las aves contribuyen a la polinización y permiten la fecundación y reproducción de infinidad de plantas; al consumir frutos de diversos árboles y matorrales dispersan sus semillas, lo cual permite que los bosques se afiancen y colonicen nuevos territorios; las depredadoras, por alimentarse de otros seres, especialmente de insectos, hacen su aporte en el control de las plagas; al comer carne en descomposición, las carroñeras se encargan de reciclar nutrientes, con lo que logran controlar algunas infecciones y la transmisión de enfermedades; muchas especies, sobre todo las migratorias, logran reducir —en alguna medida— los efectos del calentamiento global al depositar grandes cantidades de guano en las costas, lo cual genera condiciones propicias para reflejar la radiación solar.
Sin embargo, con sus acciones y omisiones, el ser humano está contribuyendo al deterioro y la desaparición acelerada de muchas especies de fauna y flora: las aves no son la excepción. Entre las actividades que más las afectan directamente están la transformación y destrucción de los ecosistemas, la sobreexplotación, el comercio de fauna, la invasión de especies, la contaminación y el cambio climático global.
Aunque Colombia no ha sido ajena al deterioro ambiental, en la actualidad, se ha tomado conciencia sobre la importancia de controlar sus efectos. En el campo específico de la protección del patrimonio natural de su avifauna, en el año 2000 varias organizaciones y grupos de estudio liderados por el Instituto Alexander von Humboldt y la Red Nacional de Observadores de Aves —rnoa—, fueron pioneros en la formulación de la Estrategia Nacional para la Conservación de Aves —enca—, con el propósito de mejorar las condiciones de vida aviar mediante el estudio, la protección y el manejo de hábitats. Durante 20 años se desarrolló un sistema de información para la investigación y el seguimiento de sus poblaciones, se establecieron programas de educación ambiental y se crearon programas para salvaguardarlas. Luego de una evaluación, en 2021 se formuló una nueva estrategia que responde a los retos y realidades regionales, así como a compromisos internacionales en la protección y el uso sostenible de la naturaleza.
Colombia, el reino de las aves representa otro valioso aporte al conocimiento y la divulgación de la naturaleza colombiana que el Banco de Occidente y su programa Planeta Azul han desarrollado en su colección ecológica durante 38 años, la cual incluye los siguientes títulos: La Sierra Nevada de Santa Marta (1984); El Pacífico colombiano (1985); Amazonia, naturaleza y cultura (1986); Frontera superior de Colombia (1987); Arrecifes del Caribe colombiano (1988); Manglares de Colombia (1989); Selva húmeda de Colombia (1990); Bosque de niebla de Colombia (1991); Malpelo, isla oceánica de Colombia (1992); Colombia, caminos del agua (1993); Sabanas naturales de Colombia (1994); Desiertos, zonas áridas y semiáridas de Colombia (1995); Archipiélagos del Caribe colombiano (1996); Volcanes de Colombia (1997); Lagos y lagunas de Colombia (1998); Sierras y serranías de Colombia (1999); Colombia, universo submarino (2000); Páramos de Colombia (2001); Golfos y bahías de Colombia (2002); Río Grande de La Magdalena, Colombia (2003); Altiplanos de Colombia (2004); La Orinoquia de Colombia (2005); Bosque seco tropical, Colombia (2006); Deltas y estuarios de Colombia (2007); La Amazonia de Colombia (2008); El Chocó biogeográfico de Colombia (2009); Saltos, cascadas y raudales de Colombia (2010); Colombia, paraíso de animales viajeros (2011); Ambientes extremos de Colombia (2012); Cañones de Colombia (2013); Región Caribe de Colombia (2014); Colombia, naturaleza en riesgo (2015);El Escudo Guayanés en Colombia (2016); Microecosistemas de Colombia, biodiversidad en detalle (2017); Región Andina de Colombia (2018); Praderas submarinas de Colombia (2019); Colombia territorio de biodiversidad (2020) y Bosques entre la tierra y el mar (2021).
La investigación y los textos de la bióloga María Ángela Echeverry Galvis y las fotografías de Carlos Enrique Stiefken Hollmann, entre otros, hacen de esta obra un documento que nos permite apreciar la belleza y variedad de las aves colombianas, nos muestra los lazos que tienen con los ecosistemas naturales, las funciones que desempeñan en los diversos territorios y los retos que se nos presentan para conservarlas.
Es de fundamental importancia tomar conciencia de que al proteger la naturaleza y especialmente a las aves, garantizamos nuestra propia existencia.
César Prado Villegas
Presidente
BANCO DE OCCIDENTE
Introducción
En cada una de sus páginas, este libro nos llevará a recorrer otra Colombia: la de las aves. Para realizarlo, visitamos diversos ambientes naturales en donde estos maravillosos seres interactúan con plantas, insectos, otros vertebrados, y con el hombre.
La experiencia nos produjo una inmensa satisfacción, pues además de permitirnos llegar hasta lugares remotos de naturaleza virgen, nos obligó a afinar nuestros sentidos, a mantenernos atentos a los mínimos movimientos de la vegetación, a los cambios de luz y a los más leves murmullos, siempre dispuestos a captar la belleza de los pájaros. En muchas oportunidades nos desplazamos a sitios de difícil acceso en busca de un ejemplar único y esquivo, y cuando lo lográbamos la alegría era enorme; sin embargo, algunas veces fue imposible. Es el destino de quienes se dedican a buscar las aves. Es importante mencionar el trayecto que hicimos en lancha por los laberintos de los manglares de la bahía de Cispatá para encontrar la garza agamí en época de reproducción, y el desplazamiento hacia Mesetas (Meta) para captar los vivos colores y el comportamiento de la tangara del paraíso, o cuando nos internamos en las selvas húmedas para ver el gallito de roca guayanés, una de las aves más bellas de Colombia. Finalmente logramos captar la belleza de cerca del 10 % de las especies registradas en nuestro país, que sin lugar a dudas es el reino de las aves.
Es importante aclarar que en la obra incluimos los nombres científicos de las aves que logramos fotografiar y de las que se mencionan, pero debido a la enorme riqueza étnica y cultural de Colombia, en donde una misma especie se conoce con diferentes nombres vernáculos en cada región, optamos por los asignados por el profesor Humberto Álvarez en la Guía de las aves de Colombia, y para los que no aparecen allí, los reconocidos entre los grupos de observadores o en comunidades de internet.
Bosques entre la tierra y el mar es una invitación a conocer estos singulares bosques y a entender la urgente necesidad de conservarlos, para que así podamos comenzar a solucionar parte del desastre medioambiental que la sobreexplotación de los recursos naturales ha causado en nuestro planeta.
El Editor

Tangara del paraíso o tangara siete colores (Tangara chilensis), un ave que habita en el dosel y los bordes de la selva húmeda, permanece en bandadas de 4 a 20 individuos y se alimenta de frutos e insectos.