Aunque
no se alcance a percibir claramente, habitamos un planeta
vivo cuyos elementos, en permanente cambio, presentan
algunos espacios donde se manifiestan con mayor intensidad
las continuas transformaciones de la naturaleza. Es el
caso de los deltas y los estuarios, lugares donde se encuentran
las aguas dulces cargadas de sedimentos, que son llevadas
por las corrientes de los ríos, con las aguas saladas,
que son impulsadas hacia el continente por la fuerza de
las olas y las mareas.
Debido a la gran extensión de costas que posee
Colombia sobre el mar Caribe y el océano Pacífico
y a los ríos que descienden por la escarpada topografía
de la cordillera de Los Andes, Colombia tiene numerosos
y variados deltas donde se hacen patentes los contrastes
de nuestra naturaleza.
En el Caribe, el río Magdalena, con su gran estuario
de la Ciénaga Grande de Santa Marta, permanece
en equilibrio con las fuerzas del mar; el del Sinú,
llamado delta de Tinajones, avanza costa afuera con sus
tres brazos; y el del Atrato, con su gran aporte de sedimentos,
se abre en abanico sobre el Golfo de Urabá. En
el litoral Pacífico, los ríos que bajan
de la cordillera Occidental forman la más grande
e intricada red de manglares y caños del país,
que conforman impresionantes deltas y estuarios donde
la naturaleza permanece casi virgen.
El libro Deltas y Estuarios de Colombia, además
de presentar las características de estas formaciones,
nos permite conocer lo sorprendente de la flora y la fauna
que habitan en ellas, así como apreciar los inmensos
recursos que ofrecen estas zonas para beneficio del hombre.
Esta obra es un nuevo aporte del Banco de Occidente, al
conocimiento de la naturaleza colombiana y forma parte
de la ya extensa colección de libros que buscan
dejar un testimonio de nuestra riqueza. (1984) La Sierra
Nevada de Santa Marta, (1985) El Pacífico colombiano,
(1986) Amazonia: naturaleza y cultura, (1987) Frontera
superior de Colombia, (1988) Arrecifes del Caribe colombiano,
(1989) Manglares de Colombia, (1990) Selva húmeda
de Colombia, (1991) Bosque de niebla de Colombia, (1992)
Malpelo, isla oceánica de Colombia, (1993) Colombia,
caminos del agua, (1994) Sabanas naturales de Colombia,
(1995) Desiertos, zonas áridas y semiáridas
de Colombia, (1996) Archipiélagos del Caribe colombiano,
(1997) Volcanes de Colombia, (1998) Lagos y lagunas de
Colombia, (1999) Sierras y serranías de Colombia,
(2000) Colombia, universo submarino, (2001) Páramos
de Colombia, (2002) Golfos y bahías de Colombia,
(2003) Río Grande de La Magdalena, Colombia, (2004)
Altiplanos de Colombia, (2005) La Orinoquia de Colombia
y (2006) Bosque seco tropical, Colombia.
Debido a su estructura, los deltas y los estuarios son
quizás los ecosistemas más sensibles frente
a las perturbaciones que el hombre está causando
al medio ambiente. Sin embargo, su misma fragilidad hace
de ellos los espacios ideales para demostrar que utilizando
racionalmente la riqueza que la naturaleza nos otorga,
podemos a la vez, conservar y proteger estos ecosistemas
para las generaciones futuras.
EFRAÍN
OTERO ÁLVAREZ
PRESIDENTE
BANCO DE OCCIDENTE