Bahía de Buenaventura
La
bahía de Buenaventura, localizada entre los 77°
16’ de longitud oeste y los 3° 56’ de
latitud norte, tiene 21 kilómetros de largo por
11 de ancho; su extensión aproximada es de 68.190
ha, con profundidades promedio de 25 a 30 m . Tiene una
sola entrada, conocida como la Bocana, que está
encerrada por punta Bazán al norte y punta Soldado
al sur, separadas entre sí por 1.582 m. El acceso
a la bahía se hace por un canal muy largo desde
la Bocana hasta la isla del Cangrejo y de allí
por uno más para arribar definitivamente a la isla
de Cascajal, donde se encuentran la ciudad y el puerto
de Buenaventura.
Esta bahía, y la de Málaga, son las que
se internan más profundamente en el espacio terrestre
del Pacifico colombiano; la de Buenaventura se encuentra
en el interfluvio del San Juan y el Naya, dos de los ríos
más caudalosos del mundo; esta característica
de dinámica hidrológica, la ha convertido
en el más importante puerto marítimo del
país.
A la bahía afluyen los ríos Dagua y Anchicayá.
Sus orillas son bajas y cubiertas de grandes extensiones
de manglares. Muy cerca y al sur de la bahía de
Buenaventura se encuentra la boca del Raposo, conocida
coloquialmente en la región como el golfo de Raposo.
También están la isla de Santa Bárbara
y el golfo de Tortugas, que debe su nombre a la abundancia
de esta especie sobre sus playas anchas de arena gris.
Una mezcla de acantilados y zona selvática sirve
de telón a este lugar en el que se encuentra la
pequeña playa de Mallorquín.
GEOMORFOLOGÍA
Tanto Málaga como Buenaventura están dentro
de la formación Mallorquín, que se compone
litológicamente de intercalaciones de areniscas,
lodolitas y limolitas de color gris fuerte, en capas que
varían entre unos pocos centímetros y dos
metros. Estas formaciones datan del Plioceno —hace
tres a siete millones de años—.
Los estuarios periféricos a la bahía tienen
sedimentos muy variables, dada la gran cantidad de factores
que intervienen. En su borde externo, aunque son arcillosos
debido a la abundancia de materiales provenientes de los
acantilados, también se encuentran arenas fluviales
alteradas por la gran masa de agua movida por las corrientes
marinas. La región central de la bocana de la bahía
presenta arenas combinadas con algunas arcillas alrededor
de la isla del Soldado, donde los sedimentos son arcillosos
y limosos mezclados con arenas.
CLIMA
El clima de la bahía se caracteriza por su alta
precipitación, con promedios superiores a los 6.000
mm al año, que en algunos casos alcanzan niveles
superiores a los 8.000. El mes más lluvioso es
noviembre — 835 mm— y los menos lluviosos
de enero a marzo —320 mm—. La humedad relativa
es de 88%, casi constante a lo largo del año, aunque
en algunas oportunidades puede llegar hasta el 100%.
ÁREA MARÍTIMA Y LITORAL
Las mareas son multivariables, con un rango promedio de
3,7 m y debido a lo estrecho de la bahía, el ingreso
y la salida del agua pueden alcanzar velocidades cercanas
a 2 m por segundo en la zona central del canal. La temperatura
del agua tiene un promedio de 27,4°C y su salinidad
disminuye durante los períodos de altas lluvias.
El límite norte de la bahía de Buenaventura,
donde se encuentra el istmo de Pichindé, que la
separa de la bahía de Málaga, presenta acantilados
interrumpidos por pequeñas formaciones de manglar
de borde; allí la densa vegetación de los
acantilados, que en promedio tienen 13 m de altura, permite
mantener una cierta estabilidad en los escarpes. Por estar
en una zona caracterizada por elevada precipitación,
la erosión química es muy alta, lo que produce
la formación de playas rocosas y fangosas en la
isla del Cangrejo, Piedra-Piedra y Pianguita, ubicadas
sobre las plataformas de abrasión o mezcladas con
zonas fangosas.
El canal de acceso a la bahía es constantemente
dragado para evitar el encallamiento de los grandes barcos.
La isla de Cascajal, está demarcada por 12 boyas
luminosas y las zonas peligrosas para la navegación,
ubicadas en la isla de Chambirá, las bocas del
río San Juan, punta Soldado y la isla Las Palmas,
están señaladas por faros.
ÁREA TERRESTRE
Después de la zona de los manglares comienza una
llanura selvática basal, que se va transformando
de tropical baja a andina, a medida que inicia su ascenso
a las estribaciones de la cordillera Occidental.
Al norte de Buenaventura, la zona se caracteriza por ser
una costa alta, acantilada, enmarcada por suelos sumergidos
de origen Terciario y ríos que desembocan en el
mar; hacia el sur se abre la extensa llanura del Pacífico,
donde la costa es baja, sedimentada, de origen Cuaternario,
cruzada por una inmensa telaraña de esteros y numerosos
ríos que descienden de la cordillera Occidental.
Hacia el noroccidente aparecen acantilados con una altura
promedio de 15 m, con un perfil vertical y su tope cubierto
de vegetación de pastos y arbustos; en los bordes
rocosos del centro y sur de la costa se presentan similares
geoformas asociadas a erosión marina
VEGETACIÓN
Los manglares han colonizado llanuras mareales de áreas
estuarinas donde hay deposición de limos y arcillas,
ricos en materia orgánica; actualmente se presentan
a manera de una franja con amplitud varíable —de
unos pocos metros a más de 11 km—, disectada
por una red de canales que se conectan al mar y permiten
reflejar el proceso de ascenso y descenso de la marea,
a grandes distancias de la costa. Son característicos
el mangle rojo, el negro, el blanco, el zaragoza, el piñuelo
y el nato. Desde el punto de vista geomorfológico
esta vegetación tiene una gran importancia, pues
sus raíces actúan como retenedor de sedimentos,
lo que contribuye al avance del borde costero; el mangle
rojo es el que realiza con mayor eficacia este proceso,
debido a la forma y densidad de sus raíces.
Los bosques de la llanura aluvial se caracterizan por
albergar especies que toleran niveles freáticos
altos, propiedad que genera una tendencia hacia la homogeneidad
del bosque. El principal conjunto vegetal que se distribuye
por toda la zona hasta el norte de la ribera del San Juan
es el guandal, muy apetecido para la explotación
maderera, debido a que se compone de árboles de
cuangare y sajo, especies que llegan a los 35 m de altura
y cuyos diámetros promedio son de 40 a 50 cm.
En los alrededores de las bahías de Buenaventura
y Málaga sobresalen también los bosques
de aluviones y coluviones, que crecen sobre suelos con
drenaje eficiente y que están poblados por especies
con altura, cobertura y diámetro reducido y gran
cantidad de palmas; las especies dominantes en esta comunidad
vegetal son el paco y el sande.
Los bosques de las colinas, cuya característica
principal es la de poseer una composición heterogénea,
con abundancia de árboles con diámetros
menores, presencia de arbustos en el sotobosque y gran
cantidad de epífitas y lianas, presenta hasta tres
estratos, con alturas superiores a los 35 m; sobresalen
el guasco o guato, el caracolí, el higuerón
y el barril.
FAUNA
La región Pacífica se caracteriza por la
gran diversidad de poblaciones con una baja densidad de
individuos, con elementos propios de la provincia mesoamericana
y de la subregión amazónica.
Para la zona de Buenaventura se estima una avifauna de
aproximadamente 360 especies. El grupo de mamíferos
más importante es el de los murciélagos,
que presenta la mayor diversidad del país; los
más comunes son los murciélagos nariz de
hoja, conocidos así por la particular forma de
su nariz, que les permite, conjuntamente con las orejas,
guiarse a través de la densa vegetación
utilizando las ondas de rebote de los ultrasonidos, a
manera de un sonar.
Son característicos de la bahía de Buenaventura
especies como el tapir selvático, el venado y la
zarigüeya, así como el oso perezoso y varios
felinos aún muy numerosos en la región,
como el jaguar, el puma, los tigrillos y el yagurundi.
POBLACIÓN
Por orden del adelantado Pascual de Andagoya, don Juan
de Ladrilleros fundó la ciudad en la isla Cascajal,
el 14 de julio de 1540 y le puso el nombre de Buenaventura,
porque la fecha de su fundación coincidía
con la fiesta del santo; era un sitio de exuberante vegetación,
regado por numerosas corrientes de agua pura. De esta
isla fue trasladada al vecino sitio de Pueblo Nuevo, debido
a los incesantes ataques de los indios buscajaes que incendiaron
la primera fundación en 1559. Desde sus comienzos
se constituyó en puerto de especial importancia
por la facilidad para que atracaran las goletas y los
barcos que venían del viejo continente.
El Libertador Simón Bolívar, por medio de
un decreto firmado el 24 de diciembre de 1829, reconoció
los derechos baldíos de la isla Cascajal donde
se levantó el puerto definitivo y desde entonces
se ratificó el carácter de puerto franco
para la importación y la exportación.
La región de Buenaventura, está considerada
como un gran pulmón ecológico de la Tierra,
rico en especies vegetales, animales y productos del mar,
aptos para la supervivencia del ser humano; también
cuenta con importantes recursos mineros como oro, platino,
carbón y grandes reservas petrolíferas.
Sus actividades giran en torno al movimiento portuario,
para lo cual dispone de excelentes servicios; Buenaventura
se consolida como el principal y más eficiente
puerto del país, por el volumen de carga que recibe
y la agilidad en las labores de carga y descarga, lo que
aporta grandes beneficios económicos a la región
y al país.
Bahía
de Tumaco
Esta
bahía, localizada a los 78° 42’ de longitud
oeste y 2° 09’ de latitud norte y, entre la
saliente de punta Cascajal al norte y la isla Grande,
que forma parte del cabo Manglares en el delta del río
Mira, al sur, está muy próxima a la frontera
con Ecuador; tiene una superficie aproximada de 106.165
ha y presenta profundidades promedio de 35 a 25 m.
En el extremo suroccidental de la bahía se encuentra
un archipiélago conformado por las islas Bocagrande,
Vaquería, La Viciosa, San Andrés de Tumaco
y el Morro, rodeadas por múltiples esteros como
el del Tabacal, Guadaranjo, Natal, y Aguadara.
GEOMORFOLOGÍA
La costa de la bahía de Tumaco es considerada compuesta,
debido a que se formó por oscilaciones en los niveles
relativos del mar y del litoral. Las geoformas, la topografía
y la disposición de las islas fueron generadas
por dos ciclos muy marcados: el de submersión,
en el que el mar se abrió paso a través
de la tierra firme aprovechando las irregularidades y
los puntos con menor resistencia y el de emergencia, en
el que los sedimentos dejaron de ser transportados mar
adentro y permitieron procesos de formación de
la costa.
Después de la consolidación del archipiélago
mediante estos procesos, vino el relleno perimetral de
las islas por parte de los lugareños; estos factores
han hecho que islas como Tumaco y la Viciosa, que estaban
separadas en el pasado, actualmente se encuentren unidas.
La isla del Morro es la que menos cambios ha sufrido a
través del tiempo, debido a que su morfogénesis
fue más definida.
CLIMA
El clima del área es cálido y húmedo,
con una temperatura media de 26 a 27 °C y una precipitación
del orden de los 3.000 a 4.000 mm anuales; junio y julio
son los meses más lluviosos y durante el segundo
semestre las lluvias decrecen paulatinamente hasta noviembre,
el mes de menor precipitación. Se tiene así
un régimen pluviométrico unimodal con influencia
climática del hemisferio sur.
ÁREA MARÍTIMA Y LITORAL
El litoral dentro de la bahía es muy sinuoso debido
a que alberga un sinnúmero de esteros y bocanas
que llegan a lo largo de todo el contorno de la bahía,
en forma perpendicular.
Esta bahía y el resto de la costa entre el río
Mira, al sur del país y cabo Corrientes, hacia
el centro de la costa Pacífica colombiana, se caracterizan
por ser una llanura baja dominada en un 80% por zonas
inundables conformadas por antiguos depósitos fluviales
y compuestas por limos, arenas y arcillas generados por
los ríos Mira, Baudó, San Juan, Dagua, Anchicayá,
Naya, y Patía. La zona exterior de la costa baja
está formada por depósitos de sedimentos
fluviales, en una planicie aluvial que limita con el mar
mediante una cadena de islas-barrera que se extienden
a lo largo del litoral y son interrumpidas por acantilados.
Las islas-barrera limitan, en dirección al mar,
con extensas playas y hacia el continente con canales,
alguno de los cuales definen planos de inundación
adyacentes dentro de una zona de manglares. En algunos
casos el límite interior está formado por
una laguna trasera.
La tendencia del litoral hacia el avance progresivo, le
quita superficie al mar gracias a la colonización
que realizan los manglares, cuyas raíces inician
la fijación de limos en suspensión. Detrás
de los manglares se encuentran pantanos de agua dulce
a los que no les llega el efecto de las mareas y terrazas
formadas por aluviones.
ÁREA TERRESTRE
El área presenta una fisiografía totalmente
plana, bañada por varios ríos, principalmente
el Patía y el Mira, cuyos cauces, al llegar a las
zonas bajas, las inundan por períodos prolongados,
lo que hace que la mayor parte del terreno no sea aprovechable
para cultivos y que sólo se utilice para ganadería
en épocas secas. A partir de más o menos
40 km de la costa el terreno comienza a hacerse más
inclinado, hasta llegar al nacimiento de las tres cordilleras,
en el nudo de Los Pastos.
VEGETACIÓN
Los manglares, que en la costa Pacífica colombiana
cubren 281.300 ha, constituyen el grupo de especies de
plantas que mejor se ha adaptado a las difíciles
condiciones de las costas tropicales. Allí alcanzan
un magnífico porte, cuyo dosel está entre
20 y 30 m; se destacan el mangle colorado o rojo, el negro
o iguanero, el blanco, el comedero, el mangle picudo o
piñuelo y el jelí o zaragoza.
Los esteros tienen una productividad muy elevada, debido
a que el follaje se descompone al caer y genera una cadena
trófica de la cual hacen parte muchas especies
de peces e invertebrados marinos. El material foliar aportado
por el manglar alcanza las 12 toneladas anuales por hectárea,
cantidad que sobrepasa la producida por otras áreas
de manglar en Panamá, Puerto Rico y Tailandia,
que oscilan entre 4,7 y 7,1 toneladas.
Se encuentran también bosques pantanosos con ligera
influencia salina, intercalados entre los manglares, que
se caracterizan por el predominio del mangle nato; asociadas
a éste, existen especies arbóreas como el
machare o tometo, el sande lechero, el carbonero, el sapotolongo,
el cuángare y el naidí o palmiche. En los
bosques inundables, sin influencia marina, tiende a formarse
un mosaico de comunidades con árboles que presentan
raíces tabloides o raíces zancos. Este bioma
recibe el nombre regional de guandal y lo comparten algunas
especies como el natal, el sajo o baquerá, el cuángare,
el noámano, el jindí, el sebo o aguamiel,
el machare, el guino o tangare y el sande.
FAUNA
En los esteros y manglares existe una fauna muy diversificada;
en sus raíces habitan esponjas, caracoles, ostras
y diversas especies de crustáceos; en charcas o
en el piso del manglar abundan las jaibas, el cangrejo
azul y el cangrejo tasquero. En la transición hacia
el agua dulce aparecen mejillones y almejas en los suelos
arenosos y fangosos. Tanto en los canales como en el mar
adyacente se encuentran serpientes marinas y enterradas
en el fango son frecuentes las pianguas.
Los peces de los esteros son también muy variados.
Entre ellos cabe mencionar el alguacil, la carduma, el
nato, el gualajo, el ojón o jurel de ojo grande,
los pargos, la palometa o mojarra, la lisa, la sierra,
el sábalo, el tamborero, el lenguado y la doncella.
Las aves más características de los manglares
son el pelícano, el cormorán, el guanay,
el pato aguja, el águila cangrejera y diversas
garzas; todas ellas aprovechan la protección y
el abundante alimento que les brinda este ecosistema.
Los mamíferos también son numerosos en esta
región; entre muchos otros se encuentran los venados
que consumen hojas de mangle blanco, ricas en grasas y
proteína, así como los monos aulladores
que se alimentan del follaje tierno. Sobre los troncos
de mangle se desarrollan termiteros, que son visitados
por el tamandua de cuatro dedos que los abre, introduce
su largo hocico y con su lengua pegajosa recoge grandes
cantidades de termitas.
POBLACIÓN
Esta densa y húmeda selva tropical surcada por
grandes ríos, constituyó el hábitat
de la cultura tumaco–la tolita, cuya economía
estuvo basada en la agricultura y la explotación
de los recursos marinos. Su artesanía fue variada
y rica, así como su orfebrería y trabajo
en piedras preciosas. Se destaca el tratamiento escultórico
y naturalista de sus obras, muchas de ellas verdaderos
testimonios de su vida diaria y de la realización
de sus ceremonias.
La costa de Nariño, donde se encuentra ubicada
la bahía, fue descubierta en 1.526 por Bartolomé
Ruíz, piloto de Francisco Pizarro y Diego de Almagro.
Sin embargo, las difíciles condiciones de la región
impidieron que a este litoral penetrara fácilmente
la colonización española. Durante la conquista
y la colonia, los nativos del litoral Pacífico
fueron denominados indios de la provincia de Barbacoas,
en alusión a las casas elevadas del suelo a manera
de barbacoas.
De los 25 millones de esclavos negros capturados en África
para traer al continente americano, sólo 10 millones
desembarcaron en estas tierras; los que llegaron a Colombia
venían de los ríos Dande y Cuango en Angola
y buena parte de los que arribaron a la región
procedían de haciendas algodoneras o azucareras
del Valle del Cauca; los terratenientes les otorgaron
parcelas a los esclavos, con el fin de fomentar el aumento
de núcleos familiares y la constante procreación,
con lo cual se aumentaba la mano de obra a bajo costo.
Los negros dedicados a la actividad minera no tuvieron
esta misma posibilidad y a la hora de escapar a los palenques,
tuvieron que incorporar la tecnología de subsistencia
de los indígenas; de ellos aprendieron a construir
tambos palafíticos, canoas e implementos de pesca,
así como chagras para reproducir cultivos y otra
serie de modelos productivos cuyo carácter tradicional
aún se mantiene.
Uno de los municipios que mayor desarrollo ha alcanzado
en el departamento de Nariño es Tumaco, que gracias
a su enorme potencial pesquero, agrícola, ganadero,
minero, forestal, comercial y turístico, se ha
constituido en el segundo puerto en importancia sobre
la costa Pacífica.